jueves, agosto 19, 2010

Todavía creo en el amor

Aunque por su naturaleza, este espacio tiene un objetivo muy particular de presentar artículos de opinión e historia, entiendo así mismo que siempre debe encontrarse el tiempo y que cualquier lugar es apropiado para abordar temas de amor y del corazón.

El amor y desamor son el placer y dolor más dulces que nosotros, los seres humanos, podemos experimentar durante este breve tiempo y estadía que llamamos vida. Somos criaturas nacidas por amor, que viven por amor, que conviven gracias al amor y que mueren recibiendo amor.

No existe un sentimiento más profundo, confuso, poderoso y etéreo que el amor, que ser amado y que sentirse enamorado. Se dice que la medida del amor es el amar sin medida, que con un beso de amor descubres lo que callo y que cuando mi voz calle mi corazón te seguirá hablando.

Pues ahora quiero dejar algo que recientemente he escrito, pensando en alguien muy especial en mi vida, a la cual le dedico las siguientes torpes estrofas. El título, Todavía Creo en el Amor, lo he extraído de una canción que siempre me ha gustado cantada por Nelson Ned y también en nuestro país por Fausto Rey.

Todavía creo en el amor.

Puedo tratar de explicarlo tantas veces,
a tí, a todos y al cielo,
que lo que más importa al fin,
es la comunión con nuestro fuero.

Llenos de falsos valores,
socios de la dama hipocresía,
atosigados en un ventoso
camino desconocido sin sabiduría.

Todos se dirigen hacia delante,
sin tener idea de por qué motivo,
no conocen en dónde inician
ni hacia dónde los conduce ese camino.

He sido brusco y poco efusivo,
por no saber cómo explicarlo,
pero mi alma fuerte cual roble,
y mi corazón blando tal lirio.

Me he quebrado con lágrimas hasta la piel,
cuando mi ser cayó en el vacío,
más tus manos sabias y amorosas,
me soportaron ante tal destino.

Con el paso de los años el cielo aclara,
lo que para muchos tantas vidas lleva escondido,
comienza a terminar mi desesperanza,
y me empiezo a encontrar contigo.

De distracciones y engaños estamos rodeados,
para que se nos dificulte nuestro camino,
de disfrazadas mentiras que en el pasado me han mencionado,
tan difusas, tontas y sin sentido.

Ahora tu y yo sentémonos a dialogar,
y comprenderás lo que te escribo,
todos lo que somos en verdad,
no es más que un lento y cálido suspiro,
esperando encontrar al llegar al fin,
la verdad, la sinceridad y el sentido.

1 comentario:

Noemi Paredes dijo...

Muy bello y profundo, por un momento parece para una madre, luego para una pareja, es muy lindo.